
Las ovejas son uno de los animales de ganado más antiguos de Noruega. Tienen una larga tradición en el cuidado y uso de la lana donde la esquila de ovejas se hace con respeto y con ejemplo para todos aquellos ganaderos.
Se estima que las primeras ovejas llegaron a Noruega hace más de 6.000 años. Las ovejas fueron ciertos primeros animales que se sostuvieron como ganado. Las ovejas han sido esenciales para dar forma al paisaje cultural y natural a través del pastoreo, la producción de heno y el uso de pastos silvestres sin cultivar en bosques y montañas.
Noruega es una tierra con grandes recursos de pastos y solo unas pocas áreas son adecuadas para la producción de cultivos: solo el 3 por cien de la tierra de Noruega es arable. Aquellas áreas que son cultivables están limitadas respecto a la producción de cultivos debido a los desafíos del tiempo y la topografía.
Por eso, prácticamente dos tercios de la superficie agrícola de Noruega son pastizales. Los rumiantes han sido, y prosiguen siendo, de suma importancia para la autosuficiencia, ya que pueden convertir el pasto en productos alimenticios comestibles para humanos y en productos adicionales como la lana. Son tan eficaces en esto que requieren poquísimo concentrado de alimento.
Grandes recursos de alimentación asimismo están disponibles en los campos abiertos como flora seminatural no cultivada en los bosques y montañas. En 2016, dos con cuatro millones de animales, de los cuales 2,1 millones de ovejas (85% de la población total de ovejas) fueron liberadas en estos campos, en su mayor parte en la zona alpina.
Granjas de ovejas en Noruega
Hoy, Noruega tiene más de 40.000 granjas. Puedes encontrar ovejas en más de 14.000 de estas granjas. La ganadería ovina se encuentra en todas las provincias y en prácticamente todos los municipios. La forma típica de tener ovejas en Noruega es tener muchas granjas pequeñas, y 3 de cada 4 granjas tienen menos de 100 ovejas adultas.
Un año típico para un criador de ovejas
Los granjeros suelen ver el comienzo del «año de las ovejas» en algún instante del otoño, cuando las ovejas regresan a casa tras pastar en las zonas montañosas y frondosas. Este es el instante en que los granjeros deciden qué animales se mandarán al matadero y qué animales se sostendrán para reproducción para la producción del próximo año.
La mayoría de los granjeros crían sus ovejas en el último mes del año, lo que significa que los corderos nacen en abril o mayo. El parto es un periodo intensísimo y exigente, mas también agradable y gratificante con tanta vida nueva. Cada cordero recién nacido se registra con su número de registro individual. Este número prosigue al animal a lo largo de su vida. Una vez finalizada la parición, los corderos y las ovejas salen al exterior a pastar en los pastos cultivados de la finca.
Cuando la nieve de la montaña empieza a derretirse y la yerba nueva comienza a germinar y crecer a gran ritmo, significa que es hora de que las ovejas salgan a las montañas y los bosques. Arriba en las montañas, las ovejas deambularán de manera libre en la naturaleza, a lo largo del borde de la nieve que se funde y van a comer una dieta nutritiva de yerbas, pasto, brezo y arbustos, y beberán agua de montaña limpia y naturalmente pura.
Sin embargo, las ovejas no están sin supervisión durante su tiempo en las montañas. Los agricultores se organizan en conjuntos de pastoreo y aceptan la responsabilidad de supervisar a las ovejas en el área de pastoreo por lo menos una vez a la semana. Las primeras ovejas son guiadas de regreso desde la montaña a fines de agosto, y algunas ovejas continúan en las montañas hasta fines de septiembre.